Estamos en pleno siglo XXI. Vivimos en un mundo digital. Nadie quiere guardar cientos de pequeños trozos de papel a lo largo del año. Entonces, ¿es realmente necesario guardar ese pequeño recibo que documenta los tornillos que acabas de comprar en Home Depot?
Si eres propietario de un negocio, un autónomo o alguien que se dedica a cualquier tipo de actividad secundaria, la respuesta es… quizá. Déjame explicarte:
Si tu compra de comida o viaje es inferior a $100 dólares, el IRS no requiere un recibo.
Sin embargo, esto sólo se aplica a los pagos realizados a través de tarjeta de crédito, tarjeta de débito, Paypal, etc. Esto se debe a que, incluso sin el recibo, tu le puedes mostrar la prueba de la compra en un lugar específico en un momento específico. Ahora bien, lo que si debes es conservar los recibos de todas las compras que hayas pagado en efectivo.
Y nunca es una mala costumbre guardar todos los recibos. Especialmente ahora que las aplicaciones y la tecnología hacen que guardar los recibos sea tan fácil…
Cuando se trata de guardar los recibos, hay mejores soluciones que simplemente meter un trozo de papel arrugado en el bolso o la cartera. Muchas tiendas te envían el recibo por correo electrónico para que lo guardes. También hay aplicaciones disponibles, como Expensify, que te permiten tomar una foto de un recibo de papel y almacenarlo digitalmente para que no tengas que guardarlo físicamente, o mucho mejor es que si la compra es superior a un monto razonable, tómale una foto y transfiere después esa foto a tu computadora, archívalos por mes y así será mucho más fácil de ubicar.
Sin embargo, al final del día, nada de esto importa a menos que estes registrando adecuadamente estos gastos a lo largo del año. Esto significa que debes utilizar algún tipo de sistema, ya sea una simple hoja de cálculo, un software de contabilidad o la externalización de la contabilidad. Sólo con esta práctica crucial, te asegurarás de no perder ninguna deducción fiscal crítica y de tener la documentación para respaldar tu negocio en el caso que sea sorteado para una auditoría del IRS.